¡Mamma Mia, qué fin de semana!

Este fin de semana fuimos a la Ciudad de México (perdón: «La gran ciudá«) a ver el musical de Broadway Mamma Mia! el cual está basado en canciones del extinto grupo sueco ABBA al cual seguramente conoce todo el mundo.

Fuimos invitados por parte de Flavio y Daniel (¡mil gracias, chicos!) como regalo de nuestro sexto aniversario y fuimos junto con Lalo Irabien y Manuel Mandarino, aunque no estuvimos sentados juntos durante el musical pero sí en la misma fila.

Sobre la obra en sí no tengo mucho qué comentar excepto que si te gusta ABBA seguramente te encantará y si no, probablemente no tengas nada qué hacer viéndolo. Como era de esperarse, la historia es tonta y a veces cae en el límite de lo forzado para que las canciones de ABBA encajen en la misma pero si pasas por alto éso terminas acompañando al elenco cantando las canciones. Como una experiencia de una sola vez vale la pena, creo yo, aunque el pobre de Lalo ya la ha visto tres veces, me parece, incluyendo una de ellas en español (¡sí, hasta las canciones!) y por eso ya le cansó un poquito.

Antes de ir al Auditorio Nacional, cuando llegamos a la gran ciudá, fuimos directamente al Hotel Catedral que fue en donde nos hospedamos. Se encuentra en el corazón de la Ciudad de México, justo una cuadra atrás de la Catedral. En general el lugar y el servicio son «decentes» (no de ESA clase de decencia :P) aunque para llegar ahí debas sufrir con el tráfico del centro de la ciudad y con ¡puestos ambulantes!, así como ir a la mínima velocidad para no atropellar a alguno de los miles de cristianos que pululan por las pintorescas (y peligrosas, dicen) callecitas céntricas.

Habíamos quedado de ir a comer con Lalo y Manuel, por lo que una vez que nos instalamos nos encontramos y nos dirigimos presurosos al «Centro Castellano» el cual es un restaurante de comida española en el centro de la ciudad que tiene la peculiaridad de que puedes pedir una comida de cinco tiempos a un precio razonable y muy bien servida. Lalo decía que no llegaríamos ni al tercer plato ¡y se equivocó!. Todos pudimos saborear de las delicias culinarias del lugar, desde la sopa (Ariel pidió caracoles, yo consomé) pasando por paella o fabada, chuletas de ternera, otras carnes que no recuerdo y rematando con un delicioso postre. Eso sí, no puedo dejar de mencionar el clericot que sirven en una jarra con forma de mujer obesa («como el mono de Ghost Busters«, Manuel dixit (gri, gri, gri) (chiste local) jojo) y que está ¡buenísimo! el vinito te pega muy rápidamente (seguro que es por lo dulce y la fruta) pero terminamos disfrutando no de una sino de ¡dos jarras!.

Salimos de ahí y era tardísimo por lo que llegamos media hora tarde a la cita con Flavio y Daniel (otra vez: ¡mil disculpas! en verdad que estamos muy apenados :() pero afortunadamente pudimos llegar justo en la tercera llamada y todavía tardaron 10 minutos en comenzar.

Saliendo del musical fuimos con Lalo y Manuel a «El Antro» (sí, EL Antro) en la zona rosa el cual lo acaban de reinaugurar hace un par de semanas y que tiene el mismo concepto que tenía hace tantos años cuando lo cerraron. Quienes lo conocieron en ese entonces saben a qué me refiero, por lo que si la nostalgia te invade ya puedes regresar ahí. Este mes, por cierto, TODAS las bebidas están al «2×1» aunque en la barra tardan mil años en servierte. Aún así vale la pena, ¿te imaginas dos Absolut Raspberri por $55 pesos? ;). Estuvimos hasta pasadas las cinco de la mañana, aunque Lalo y Manuel se fueron antes porque tenían que llegar «temprano» a casa, pero nosotros nos encontramos ahí con Alfredo Little quien nos dio un ride de regreso al hotel cuando salimos en estado inconveniente (¡mil gracias, chaparro!). En el camino nos detuvo un policía en motocicleta «por una revisión de rigor» pero no pasó a mayores, él pensaba que Alfredo había bebido alcohol lo cual no era cierto y finalmente nos dejó ir sin mayor protocolo.

Hoy por la «mañana» (como a la una de la tarde, jojo) cuando salimos del hotel emprendimos el regreso a Cuernavaca y el camino transcurrió sin mayor novedad. Moríamos de hambre y sed pero preferimos esperar a comer ya que estuviéramos aquí y así lo hicimos. El próximo fin de semana estaremos también por allá para asistir a la marcha la cual promete ponerse muy bien, como cada año. ¡Por allá nos veremos! ;).

Bonus: Dejo una foto que Flavio nos tomó la semana pasada durante su comida de la celebración de su quinto aniversario a la cual fuimos también :D. La foto fue tomada con una cámara analógica (sí, de esas que existían antes que las digitales aunque a las nuevas generaciones les cueste creer que las cámaras digitales no han existido desde siempre :P). Flavio estaba haciendo pruebas con sobreexposiciones en interiores y por eso es que la foto se ve «rara», pero a mí me gustó el efecto resultante.