La Silla ¿Estás listo para enfrentarla? ¡En cualquier momento!

Yo realmente no aprendo, pues a pesar de que me llevo cada chasco en la televisión, insisto en ver programas nuevos que pueden parecer prometedores pero que al final sólo me hacen perder tiempo y neuronas. En esta ocasión me tocó ver un programa de TV Azteca, y no le fue mejor.

Me gustan los programas «de concurso», tal vez por el espíritu competitivo que vive en mi, aunque no hay muchos que sean de mi agrado. Ciertamente «El rival más débil» me gustó cuando salió (aunque, para variar, para nada que es un programa original, pues está basado en «The weakest link«; como dije: ya a nadie se le ocurre algo nuevo), y aunque no lo veo religiosamente cada semana, sí me he dado cuenta que el nivel de las preguntas ha disminuido hasta llegar a preguntas que, por cultura general, debería contestar alguien de secundaria a la perfección. De todas maneras, no es sobre este programa que voy a escribir, pues al menos representa, para quien lo ve, usar el cerebro un poquito si conoces las respuestas a las preguntas. No; lo que realmente me pareció increíble fue el programa de «La Silla» (que tampoco es original, pues está basado en «The Chair»), pues pensé que representaría un buen reto para los concursantes. Nada qué ver.

En dicho programa, los participantes deben sentarse en una silla que tiene algunos sensores biométricos que detectan la cantidad de pulsaciones por minuto del corazón del concursante. Antes del inicio, hacen un promedio de las pulsaciones por minuto y entonces aumentan un 50% a éstas para obtener un máximo. Empiezan a hacer preguntas, y si el concursante llega a ese 50% arriba de su ritmo cardíaco normal, entonces no puede contestar y se le va restando dinero ganado. Si no llega a ese ritmo y contesta correctamente, gana dinero y avanza a la siguiente pregunta, en donde disminuyen un 5% el máximo de frecuencia cardíaca y así sucesivamente hasta llegar al final. Cabe aclarar que ganar el premio de hasta $250,000.00 pesos (unos 19.300 ¤) no suena nada mal y de hecho ayer que lo vi un concursante ganó poco menos de eso.

Lo que le ponen de «interesante» y que se supone que es lo que te eleva el ritmo cardíaco, es que alrededor de la silla hay toda suerte de artefactos que sirven para «asustar» al concursante, aumentando por lógica su frecuencia cardíaca. El problema es que algunos de los elementos que usan provocan más risa que miedo; entre los que vi: fuego, explosiones, humo, una especie de sierra eléctrica que se acerca al cuerpo y un tazón con insectos desgradables, que jamás saldrán de éste. Probablemente se les pudiera ocurrir alguna mejor manera de asustar a quien compite. Estos métodos no son los que critico, pues finalmente es el formato del programa. No; lo que critico es ¡el nivel de las preguntas! En verdad me golpeaba la frente cada que veía la pregunta que hacían, y es que no sé si sea una especie de broma macabra y las preguntas sólo las hagan «por preguntar algo» y no sea la base del juego, y si es así, pues entonces que se les ocurra otra cosa, pero por dios, ¡que pregunten algo que requiera del uso de más de media neurona!. Son preguntas simples, sosas, tontas y llanamente estúpidas. Agreguen a todo eso un conductor con cara de menso que no ayuda a que el programa se haga más interesante y ya lo tienen.

Si me parece que «El rival más débil» ha bajado mucho de nivel, ver «La Silla» es una experiencia insufrible que no pienso volver a pasar. Y no por la angustia de que el competidor se vaya a asustar mucho (respeto su capacidad para poder mantenerse relajado en su ritmo cardíaco), sino por el miedo a que mi estómago no vaya a resistir semejante basura de preguntas.

El problema es, como siempre, que eso es lo que escupe la televisión abierta y lo que los mexicanos nos tenemos que tragar.