Plus de Paris: Bois de Vincennes, Montmartre (Sacré-Coeur) et Pigalle.

El sábado, después de la marcha, Frenchie nos llevó a comer a un restaruante marroquí en donde comimos el tradicional cous cous que tanto me gusta entre varias otras delicias del desierto. El vino que nos tomamos era de Marruecos también y aunque nunca había tomado un vino de ahí estaba realmente delicioso. A media cena, salieron dos bailarinas quienes dieron un show en medio de los aplausos de los comensales. Fue una cena muy agradable y divertida. Puse algunas fotos de esta cena al final de la galería de París. :). El domingo por la mañana estaba lloviendo y nosotros estábamos realmente cansados después de la marcha del sábado, y como por la noche salimos a la disco (una disco en donde tocan música ochentera, en inglés y en francés :D) para variar nos desvelamos, así que ese domingo no realizamos los planes que teníamos: salir de la ciudad de París y visitar algún pueblito de las afueras, o algún castillo. Pues si bien no hicimos lo primero, lo segundo lo logramos «sin ir tan lejos» ;).

Patrick vive aún en el centro de París, pero en la parte sureste, específicamente en la Rue de Reuilly por lo que se puede llegar caminando al Bois de Vincennes y eso fue lo que hicimos: un improvisado día de campo en donde hubo de todo: remo en bote, helados, caminata «por el bosque de la Bruja de Blair» (ahorita digo por qué le puse así) y visita al Château de Vincennes al final. Confieso que estaba algo nervioso por la «remada» pero Ariel lo hizo muy bien y fue un paseo por el lago muy agradable en bote. Por todas partes se podían ver familias y parejas disfrutando del resto del domingo y el ambiente en general era muy tranquilo y agradable. Fue reconfortante estar en medio de la naturaleza y ver que París es algo más que una gran metrópoli y que de vez en cuando puedes evitar la horda de turistas ;). Ahí, en el lago, otra vez hubo esa «magia» que he podido disfrutar con tanta frecuencia en esta bella ciudad. En algún momento tomé un pequeño vídeo del paseo, que puse también en la galería de fotos que presentaré al final del relato. Después de remar compramos helados y nos fuimos caminando por todo el bosque, en ocasiones por caminos estrechos hasta llegar incluso a veredas y fue ahí en donde se me ocurrió filmar el vídeo: «The French Blair Witch Project» con lo cual nos divertimos mucho. (Si no lo puedes bajar por tener conexión lenta ni te preocupes, está muy grande y sólo son unos segundos de payasada). Después de mucho bosque llegamos por fin a nuestro destino: El enorme Château de Vincennes que fue construído por allá de mil trescientos y pico y que no era tan suntuoso como otros que hemos visto pero sí muy grande. Después del castillo fuimos al distrito judío a comernos un falafel y después a un bar de la Rue de la Bretonnerie y ahí estuvimos varias horas para posteriormente regresar a casa.

El lunes tocó el turno de visitar el distrito de Montmartre, que era un pueblo cercano a París pero que el inminente crecimiento de la ciudad provocó que la ciudad «se lo comiera». Con sus grandes proporciones, claro está, me recuerda un poco a Tepoztlán y su cercanía con Cuernavaca: Cuernavaca es París y Tepoztlán sería Montmartre :). Y es que ahí todo es un poco más tranquilo; se nota que la gente que vive ahí se la pasa a gusto y sin muchas preocupaciones, en un ambiente un tanto bohemio. Lo primero que hicimos fue visitar la Basilique du Sacré-Coeur, esta legendaria iglesia a la que mucha gente asiste. Pudimos ver grandes cantidades de personas italianas, españolas, sudamericanas y muchos mexicanos también. Quién sabe qué tenga el lugar que atrae a los hispanoparlantes. La basílica en términos generales no es tampoco espectacular (no después de haber visto Notre-Dame o la Catedral de Toledo) pero la vista que tiene de la ciudad es imponente. Al estar sobre el poco terreno no plano de París se puede observar prácticamente toda la ciudad. Después de estar en la basílica fuimos al «centro» de Montmartre (que en realidad es a cuadra y media de ahí) en donde pudimos ver a una gran cantidad de pintores quienes van realizando su arte con los transeuntes y con los paisajes que se pueden apreciar ahí. Uno de ellos, un anciano como de sesenta y tantos años se nos acercó, hablándonos en español, y nos preguntó que si éramos mexicanos; dijo que su mamá era tapatía y que Ariel tenía ojos tapatíos tal y como ella. Fue agradable conversar con él un par de minutos. Pensé que al final nos querría vender algo u ofrecer algún servicio pero no fue así; todo fue por el placer de platicar nada más :). Caminamos calle abajo para poco a poco abandonar Montmartre, no sin pasar por los famosos moulins que hay por ahí: el Moulin de la Galette y el Moulin Radet. En nuestro camino encontramos el Cimetière de Montmartre que entramos a visitar y ahí dentro encontramos la tumba de Alexandre Dumas, uno de mis autores favoritos cuando era niño de quien probablemente la mayoría de gente conozca a «Los tres mosqueteros». Muchas de las tumbas en dicho cementerio son ostentosas y centenarias. Me senté por ahí durante unos minutos y mi imaginación voló; creo que algunos autores se pueden inspirar para escribir sus historias fantásticas con sólo ir a un lugar como éste y ver, escuchar, aspirar y percibir lo que el lugar tiene para ofrecer.

Le dijimos adiós a Montmartre y llegamos hasta el Boulevard de Clichy, en donde se encuentra Pigalle o la «zona roja» de París. Por todas partes se pueden ver sex shops, lugares para espectáculos de table dance y muchas cosas más. Por supuesto, en esa zona se encuentra ni más ni menos que el Moulin Rouge! Y es que era un de las atracciones que más ganas tenía de conocer y finalmente se me hizo realidad 😀 Por supuesto, son fan de la película homónima y es por eso que quería ver por mí mismo el lugar, contemplar las casas de enfrente que son las mismas que se usaron para la película e imaginar durante algunos segundos que me encontraba a principios del siglo antepasado, junto con Satine y todos los personajes de la película. Claro está que si lo vemos en términos prácticos el lugar no tiene nada de romántico sino más bien sórdido, pero ¿a quién le importa? ¡Es el Moulin Rouge!. En esa área no podía faltar la presencia del Musée de l’érotisme, el cual visitamos y… ¡qué cosas tiene! Pude tomar algunas fotos las cuales puse en la galería tambíen. Aclaro que algunas no son para menores de edad ;).

¡Sigo amando París! Aunque ya nos vamos 🙁 🙁 :(. Ya veremos qué aventuras nos depra próximamente Europa 😀

A continuación las fotos de lo descrito en este relato:

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2 Respuestas

  1. Clef dice:

    ¡Imoq! A ver cuando te dignas e mandarme lo que te pedí ¿Eh? 🙁 un mail cucho con dos palabras. Me acuerdo que me dijiste que llegabas el 10 pero no estoy seguro 😛 así que, anda confirmame que tu hijo irá a tu rancho, tanto que me costó conseguir el permiso.
    Cuidate mucho por allá 😛

  2. Imoq dice:

    Clefito:

    Ya te contesté; nos vemos el domingo 😉 😀

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