Volé con Lestat :D

… en mis sueños, claro está, ¡pero literalmente! Anoche volví a soñar, cosa que como había comentado la semana pasada no hago tan a menudo pero cuando tengo un sueño «se siente» casi real y de no ser por la cantidad de absurdos que aparecen en mis sueños podría estar convencido de que es simplemente otro día en mi vida y tal vez lo sea, mientras dura el sueño. ¡Qué cool! 😀

Pues bien, en esta ocasión estaba en alguna especie de escuela que no tengo idea cuál era ni qué hacía ahí. La idea es que tenía que salir «a hacer algo muy importante» pero no me dejaban salir de la maldita escuela, pues tres maestras a quienes llamaba «brujas» mantenían celosamente vigilado el lugar. A mi rescate vino mi amigo «Lestat» que así le llamé de manera natural aunque nunca lo hubiera visto antes. Por supuesto que en un momento después supe a cuál Lestat me refería: ni más ni menos que al mismísimo Lestat de Lioncourt, de las novelas de Anne Rice, con su inconfundible acento francés del siglo XVII.

Como tenía que salir de la escuela y las brujas no me dejaban, Lestat me dijo que nos podíamos ir volando y sí, aunque era de día creo que el hecho de que fuera un vampiro no influyó en lo más mínimo para que anduviera caminando como si nada. Claro, en algunas novelas lo ha hecho pero de todas maneras ha sufrido algunas quemaduras. En mi sueño no sucedió :). Respiré hondo y nos elevamos como si nada del suelo, saltando la cerca de la escuela como si nada, para continuar elevándonos cada vez a mayor velocidad, hasta llegar a un vertiginoso ritmo. Ésa fue la parte que más me gustó de mi sueño: Pude sentir, de hecho, por completo cómo volaba. Cómo despegaba del suelo, cómo sentía la brisa del aire sobre mi cara y mi cuerpo y el vértigo de mirar hacia abajo y lo maravilloso de mirar hacia arriba y ver solamente cielo y nada más.

Repentinamente se hizo de noche pero seguíamos volando. Cuando me di cuenta, las brujas venían volando atrás de nosotros, tratando de alcanzarnos y Lestat me dijo que no me preocupara, que él era el mejor y que jamás nos darían alcance. Llegamos en algún momento a la azotea de una vieja residencia (al más puro estilo de las «casa embrujadas» de Scooby Doo) y nos detuvimos en el techo de ésta. Lestat, entonces, empezó a «arreglar una antena» (???) y de la casa alguien se asomó por la ventana, diciéndole: «Ah, ¡jovencito! cómo has cambiado; se nota que has estado haciendo ejercicio. ¿Qué estás haciendo?» y Lestat sólo atinó a responder: «Estoy arreglando la antena, ¿qué no ves?». Yo seguía preocupado porque las brujas en cualquier momento nos darían alcance entonces se lo iba a hacer saber a Lestat cuando «me leyó el pensamiento» y me dijo que no me preocupara; apareció un pequeño chivo no sé de dónde (???) y lo subió a la punta de un gigantesco pino (de esos delgados y muy altos, como algunos que vi durante mi infancia). Entonces las brujas llegaron, escucharon ruidos sobre el pino y dijeron: «¡Ya los atrapamos!». Se acercaron y cuando vieron que lo que estaba ahí no éramos Lestat ni yo, sino el pobre chivo balando nosotros irrumpimos en hilarantes risas por lo absurdo de la situación y ahí fue cuando desperté.

En general tengo un sentimiento positivo del sueño, aunque haya sido por demás absurdo y completamente extraño. Como ya dije, lo que más me gustó es que haya volado y poder recordar exactamente la sensación de despegar del suelo y ver el mundo desde arriba :D.