Resident Evil: Extinction («Resident Evil 3: La Extinción»)

Debo hacer un cuaderno lleno de planas que digan:

«No debo ver películas de zombies»
«No debo ver películas de zombies»
«No debo ver películas de zombies»
«No debo ver películas de zombies»
«No debo ver películas de zombies»

Pero como son el género favorito de Ariel me las tengo que chutar; es por eso que, lo haya querido o no, tuve que ver Resident Evil: Extinction («Resident Evil 3: La Extinción»). Encima de eso, los días anteriores vi las dos primeras partes (que ya había visto en el cine) para «refrescar la memoria». Qué estómago el mío, ¿verdad? :P. Lo bueno es que sobreviví :D.

Y no, no es que sea miedoso ni mucho menos, pues como lo he explicado ya: yo no me asusto; me sobresalto. Cuando hay una escena con el baratísimo y más gastado aún recurso de la repentina música estruendosa y el bicho brincando en la pantalla siempre salto de mi asiento y pego un grito, a pesar de que sea totalmente predecible la escena, simplemente no lo puedo evitar. Si a eso le sumamos mi TOTAL Y ABSOLUTO desagrado de ver sangre y descuartizados en la pantalla (o en cualquier lugar, para ese caso), la pregunta que queda al aire es: ¿entonces qué diantres estabas haciendo ahí?. La respuesta ya fue dada en los párrafos anteriores.

En esta tercera entrega de la exitosísima saga basada en los videojuegos con el mismo nombre, han pasado 5 años desde que los zombies traspasaron no sólo las barreras de «El panal» sino también de la misma Raccoon City que los contenía: ahora han poblado la tierra y el planeta se ha convertido en una suerte de gigantesco desierto gracias a la acción de la infección que no sólo afecta a los seres humanos, sino a todos los organismos vivientes. Otra vez toca a la preciosa e inigualable Alice (Milla Jovovich) armarse hasta los dientes para repartir balazos a diestra y siniestra, además de ahora poseer una especie de poder psíquico que la ha convertido en una verdadera superheroína.

Gritos, sangre, matanzas, sangre, sobresaltos, sangre, persecuciones, sangre, balazos, sangre (¿ya dije mencioné «sangre»?) y todas esas sutilezas son el común denonimador de esta película. Si te encantan esas cosas (no me imagino por qué a alguien habrían de gustarle) no te las puedes perder en el cine, para una «emoción intensificada». Yo habría preferido pasar, aunque debo reconocer que como película basada en videojuego no es mala; simplemente no es algo que yo disfrute de ver.

La «vi» (o traté de hacerlo)…

En: Cinépolis Cuernavaca (Macropantalla, para colmo :()
El: Domingo 30 de septiembre a las 18:00 horas
Con: Ariel
Y le pongo: 6.5/10 q’s