Visita de Vic (CravinOxygen) a Cuernavaca

(Nota: Este relato, junto con las fotos, debió haber sido publicado hace una semana pero por diferentes razones no lo pude hacer sino hasta ahora. Sírvame, de todas maneras, como un recordatorio de lo que sucedió, para la posteridá (sic)).

El fin de semana pasado nos visitó Vic (CravinOxygen) y pasamos unos muy agradables días en su compañía.

Llegó el viernes por la noche y, a pesar de que ese día no me encontraba de muy buen humor por razones que no viene al caso comentar, inmediatamente cambió la situación. Vic es muy agradable y ameno y todo el tiempo me está haciendo reír. Admiro su energía y su fuerza para poner «buena cara al mal tiempo» en todo momento y a final de cuentas termina transmitiéndote eso por más «apachurrado» que andes.

Fuimos a cenar (tacos, pues eso se le antojó) y después regresamos a casa y estuvimos escuchando música (su vida se define por la música, creo, pues todo el tiempo o está oyendo o está cantando). Un poco más tarde salimos al antro aunque estuvimos poco tiempo porque Ariel estaba en un Congreso Internacional de Inmunología y tenía que entrar de madrugada.

Al día siguiente, sábado, Vic y yo salimos de la casa a la hora de la comida pues habíamos quedado con Ariel de ir a comer al delicioso bufet del Hotel Jacarandas (en donde era su congreso) y así lo hicimos y nos dimos realmente un atascón con la comida de ahí. Después de comer, como a Ariel le sobraba algo de tiempo antes de continuar con sus (¿aburridas? jeje) conferencias dimos una vuelta por el hotel, en donde apreciamos los amplios jardines y hasta conejos en libertad vimos, así como algunos pavorreales.

De ahí Vic y yo partimos hacia Sangron’s del centro en donde vimos a Hely (a quien conocí hace exactamente un año, qué cosas) quien nos dio… ¡adivinaste! besitos y galletas 🙂 y fuimos de ahí al «Barecito» junto con su inseparable amigo Alex. Después de algunas horas empecé a fastidiarme con el humo del cigarro (¿yo? ¡nooooo!) y como de por sí estaba cansado por el día anterior decidí que era tiempo de descansar un rato, pero como recordé que a Vic se le habían antojado las banderillas (ok, ok, mátenme, pero yo los conocía simplemente como corn dogs) fuimos a comprar una caja con 20 y como ya era la hora de salida de Ariel de su congreso pasamos por él para venir a casa.

Entre banderillas y música delatora (no puedo creer que haya permitido que alguien más escuchara la música de mi tarjeta de memoria del teléfono, siendo que ahí tengo algunas piezas sui generis por decir menos) pasaron las horas y ese día ya no salimos por la noche, aunque quedó la promesa de ir al otro día a Tepoztlán, cosa que hicimos a una hora naaada decente, pues ya eran como las tres de la tarde o algo así cuando salimos de casa.

En Tepoztlán hicimos lo que mejor nos gusta hacer: comer quesadillas y demás deliciosas porquerías en el mercado local, comprar pan «de hippies», ver cosillas que venden y rematar con las famosísimas Tepoznieves que ni de chiste pueden faltar en una visita a Tepoztlán.

Regresamos a Cuerna pues Vic tenía que tomar el autobús de vuelta a «la gran ciudá» y así fue como nos despedimos, no sin la promesa de volver a visitarnos muy pronto para hacerme reír tanto como lo hizo durante ese agradabilísimo fin de semana. Que así sea.

Dejo (¡sí, adivinaste!) fotos que tomamos aquí y allá durante dicho fin (¿será que tengo «complejo de japonés»?) en su álbum correspondiente.

Addendum: Acabo de descubrir que Vic ya relató lo que sucedió ese fin de semana en su propio blog. Bueno, ya lo escrito está escrito, así que ahora deberás leer ambas versiones :P.