Fear Factor («Factor miedo»): Más que miedo… ¡asco!

A pesar de mis anteriores decepciones televisivas (no todas lo han sido, aclaro), hace algunas semanas cedí a la morbosa tentación de ver este programa, Fear Factor, que ya lo había visto anunciado desde hace mucho pero nunca me había dado tiempo de verlo. El programa (¡sí, adivinaste!) es una copia del original y aunque no he visto éste supongo que debe ser más o menos lo mismo.

Todo pintaba bien al inicio: son 6 competidores, 3 hombres y 3 mujeres quienes tienen que pasar una serie de pruebas «extremas» para ir eliminando a quienes hacen los peores tiempos o no pueden realizar lo que se les solicita. Al final, quedan un hombre y una mujer quienes tienen que hacer la última prueba para ser los ganadores de «200 varos» (supongo que se refería el conductor a $200,000 pesos, aunque no estoy seguro de eso pues nunca especificó).

La primera prueba me gustó, se me hizo interesante: debían saltar entre dos colchones en movimiento a unos 20 m. de altura (los competidores estaban amarrados, así que si se caían no se mataban :P) y tirar 8 banderas en cada extremo del colchón. Algunos lo hicieron bien, otros se cayeron a la primera y los expulsaron del programa.

El siguiente día fue el verdaderamente desagradable, si no es que asqueroso: era el día de «comer» cosas y tan sólo ver lo que sucedió fue una experiencia aterradora, no me imagino lo que sería haber estado ahí. Los concursantes tenían que escoger entre 4 frascos tapados y ocultos, los cuales contenían lo siguiente: gusanos vivos (el «menos peor»), cucarachas vivas («the next best thing»), tarántulas vivas (¡sí!) y ratas peladas. El «reto» era el siguiente: comerse 20 gusanos, 15 cucarachas, 2 tarántulas o 3 ratas. Todos los concursantes cumplieron su cometido, aunque curiosamente quienes lo hicieron en menor tiempo fueron el que se comió las dos tarántulas vivas (!!!) y la chica que se comió las 3 ratas crudas. ¡ASCO, REALMENTE ASCO!

Después de casi volver el estómago la tercera prueba, aunque emocionante, ya no presentó ninguna emoción para mí: debían conducir un auto, bajarlo de un trailer («madrina») en movimiento, dar una vuelta de 180º y volverlo a subir. Esa clase de pruebas, así como la del colchón, sí me llaman la atención pero tan sólo de recordar cuando tuvieron que comer animales vivos y/o crudos me vuelven las nauseas, por lo que no creo que volveré a ver dicho programa.

Yo no aprendo, sigo en mis incursiones televisivas.