J’aime Paris

Es prácticamente un cliché decir que la gente se enamora (o «reenamora», dependiendo de cómo se quiera ver) en París, pero es que la ciudad realmente invita al amor y se antoja dar rienda suelta a los deseos del corazón. Amo París; me encanta esta ciudad y aunque sólo he estado pocos días creo que podría quedarme a vivir aquí toda la vida. Claro está, como todas las cosas, probablemente cuando pase la novedad podría perder parte de su magia pero en estos momentos no lo ha hecho y es realmente un ensueño. Pero me estoy adelantando y mejor relato, tan rápidamente como pueda, lo que ha sucedido aquí.

Desde el momento en que llegas a París hay algo en el ambiente que te dice que has entrado a esta ciudad tan especial. No sé si serán las construcciones, muchas de las cuales puedes apreciar desde que el avión se acerca a la ciudad. Tampoco sé si será la manera de ser tan especial de los franceses (no estoy diciendo que sea buena o mala, es simplemente especial y diferente al resto del mundo) o si será francamente algo que ponen en el aire, pero no pasa desapercibido el hecho de que HAS LLEGADO a la ciudad de la luz. La arquitectura del lugar también contribuye en gran parte a que te sientas en un lugar completamente diferente a lo que estás acostumbrado, si es que no has visto nunca edificios de este tipo más que en películas, documentales y fotos. Han pasado varios días y sigo dándome algunos segundos para deleitarme con los edificios interesantes con que me topo, pues de todos ellos hay mucho qué apreciar.

A pesar de que llegamos algo tarde ya (el estúpido vuelo se retrasó dos horas y media, primero por esperar a pasajeros que llegaban de otro vuelo y luego porque hubo mucha neblina en el aeropuerto de Madrid) no pudimos esperar para salir a dar una vuelta y conocer el área por donde vive Patrick, después de haber dejado las maletas en su departamento. Caminamos por las calles alrededor de éste, con la peculiaridad de la luz del día durante «la noche» y hasta nos atrevimos Ariel y yo a entrar a una brasserie solitos a pedir algo de tomar. En general la gente es amable (aunque el concepto de «amabilidad» no sea el mismo que en México, por ejemplo, la gente no saluda en la calle, sólo a sus conocidos y cuando estornudas nadie te dirá «santé» no por otra cosa sino porque no se acostumbra aquí) y si tratas de hablarles en su idioma te abrirás cualquier puerta. Al principio es difícil y sólo atiné a balbucear algunas palabras. Con el paso de los días he soltado un poco más la lengua y ahora puedo ya sostener conversaciones cortas y pedir algo cuando así lo deseo. Aún así, hay muchos franceses recelosos de su lengua y si no tienes una pronunciación perfecta harán de cuenta que no entienden lo que les dices. Bueno, hay de todo :P. Si tienes problemas con el francés un simple «parlez-vous espagnol? o un parlez-vous anglais? te ayudarán mucho.

Al otro día que llegamos, Patrick tenía que trabajar, así que Ariel y yo nos lanzamos a la aventura de recorrer las calles de París solos. Caminamos por la Rue Reully, que es en donde vive Patrick y posteriormente llegamos a un parquecito para caminar por el Viaduct Des Arts hasta llegar a la Place de la Bastille, en donde se encuentra la Opéra de Paris Bastille y la Colonne de Juillet. Posteriormente continuamos por Beaumarchais hasta llegar a Francs Bourgeois, específicamente a la Place de Vosges, que es un pequeño parque en donde había decenas de niños en excursión y desde donde se pueden apreciar construcciones muy interesantes. Después de descansar un poco continuamos y encontramos el Musée Carnavalet en donde se encuentra una parte de la historia de la ciudad de París y a pesar de que dijimos que primero conoceríamos la ciudad y posteriormente entraríamos a museos, exposiciones y eventos, no pudimos resistir entrar por un rato a contemplar las suntuosas habitaciones estilo Luis XV y las ya menos suntuosas Luis XVI, así como un montón de obras relacionadas con la historia de la ciudad.

Al salir del museo continuamos con nuestro recorrido, hasta llegar a la calle Bretonnerie que, dicho sea de paso, alberga parte del «distrito gay» de la ciudad pero sobre eso escribiré en una ocasión posterior pues hay mucho qué decir al respecto ;). Continuamos el recorrido hasta llegar a la Rue de Renard en donde encontramos al final el realmente suntuoso Hotel de Ville de Paris y que aprovechamos para tomarle varias fotos. Finalmente llegamos nada más y nada menos que ¡Al Seine! Sí, el famosísimo río Sena el cual tenía tantas ganas de conocer pues por tanto ver películas en donde aparecía se me antojaba mucho. Y fue ahí en donde la magia empezó: tal y como si fuera una vieja película francesa, o una moderna comedia romántica situada en París, el cielo se nubló casi instantáneamente, el ruido y el movimiento de la ciudad pareció detenerse durante un momento y Ariel y yo nos sentamos en una banca, a contemplar la tranquilidad que te inspira el ver las aguas de tan legendario río que atraviesa la ciudad. Ahí, durante un momento que pudieron ser algunos segundos pero que sentí que fue una eternidad, imaginé que nuestra vida era una película y que todo alrededor era simplemente un set perfectamente preparado para que nos sintiéramos de la manera adecuada en el momento adecuado. Sólo por esos segundos habría valido totalmente la pena este viaje y afortunadamente han sido muchos los momentos agradables. Lo único que faltó para que la escena fuera perfecta, pero que de eso se encargó mi imaginación, fue una música de fondo, ya fuera de violines o del soundtrack de cualquier película con una tonta canción moderna balada-pop. Belleza; todo fue simplemente belleza.

La vida continuaba así que nosotros también lo hicimos. Justo al cruzar el Sena llegamos a la impresionante y majestuosa catedral de Notre-Dame. Lo digo otra vez: a pesar de que has visto todos esos lugares ya sea en películas o fotos el contemplarlo con tus propios ojos es una experiencia totalmente distinta. Además de la imagen tienes el sonido, el olor y la sensación que flota en el ambiente. Notre-Dame lleva ahí, imponente más de 700 años y continúa impresionando. Tomé muchas fotos del lugar, ése estilo gótico es algo que ha inspirado a infinidad de autores y puedo comprender por qué. Soñé durante un momento con historias fantásticas relacionadas con esta histórica construcción y sentí que estas historias eran reales. Después de estar un buen rato en los alrededores de Notre-Dame, cruzamos el Sena otra vez para sentarnos en un café, tomarnos algo y ver simplemente la vida pasar. El garçon que nos atendió nos llevó una cuenta equivocada, y ya pude hacerle saber que ésa no era la nuestra. Me sentí orgulloso de comunicarme en un idioma el cual sólo conocía en ámbito académico pues nunca había estado en un país francoparlante. Empezó a llover y esperamos un rato a que pasara el aguacero, lo cual no sucedió por lo que tomamos el metró de regreso a casa.

Al otro día decidimos conocer otra área de la ciudad: El Louvre, la Avenue des Champs Élysées, el Arc de Triomphe y la famosísima Tour Eiffel. Llegamos por la parte trasera del Louvre, en donde entramos a su realmente impresionante e imponente patio central. Es bien sabido por todos que el Louvre es uno de los museos más grandes del mundo y que es imposible recorrerlo sin dedicarle varias semanas a ese simple hecho, por lo que hemos decidido dedicarle uno o dos días a las áreas que más nos interesen y haremos de esos días unas visitas intensivas para ver lo más que podamos. Pero el recorrido en ese momento fue sólo por la parte de afuera así que continuamos viéndolo. En la parte frontal están las pirámides de cristal que fueran construídas ex professo para el acceso al museo. Tomamos varias fotos y continuamos al Jardin des Tuileries, pasando por en medio del Arc de Triomphe du Carrousel.

Ahí en el Jardin des Tuileries instalaron una «rueda de la fortuna», a la cual nos subimos presurosamente y pudimos contemplar una vista aérea de la ciudad. Continuamos con nuestro recorrido hasta la Place de la Concorde en donde vimos L’Obelisque y cruzamos dicha glorieta para llegar a la Avenue des Champs Élysées la cual se caracteriza por su interminable cantidad de comercios y restaurantes que se encuentran repletos de turistas. Vimos muchas cosas interesantes por ahí, hasta que llegamos al Arc de Triomphe en donde termina la avenida y nos apuramos a tomar el metró para irnos a la Tour Eiffel pues ahí nos esperarían Patrick y Stephan para un pequeño pique nique :).

En cuanto salimos del metró y vimos la Tour Eiffel, imponente y soberbia, nos detuvimos en seco un momento para contemplarla. Este increíble monumento, prodigio arquitectónico, que estuvo a punto de ser desmantelado una vez que terminó la exposición para la cual fue construída se antoja para contemplarlo durante un tiempo interminable. Tomé decenas de fotos desde todos los ángulos posibles; tantas que he puesto un álbum especial sólo para dichas fotos, separado del resto de las fotos de París. Cuando llegaron Patrick y Stephan procedimos a iniciar nuestro pique nique, el cual fue otra nueva experiencia. Comer al aire libre no es novedad pero hacerlo junto a la Tour Eiffel sí que lo es. Había muchas otras personas haciendo lo mismo alrededor y el ambiente se percibía cordial y festivo. La verdadera belleza comenzó cuando
las iluminación del cielo se fue apagando paulatinamente, para abrir paso a las luces artificiales de la torre las cuales realmente hacen honor a que la ciudad sea llamada ville de la lumière. El espectáculo es hermoso y cada hora, en punto, prenden unas luces parpadeantes durante 10 minutos y es cuando todo el mundo aplaude y se emociona. Ése fue otro momento especial en el viaje y fue ahí, tirado en el fresco pasto del jardín del Champs de Mars cuando todos mis sentidos se dieron cuenta de que sí, estaba ahí realmente; ¡estaba en París! y que era una un momento que recordaría por el resto de mis días. Con una compañía agradable, una comida exquisita, queso soberbio y un buen vino no podía pedir nada más.

Siento terminar abruptamente el relato pero ya dediqué probablemente más tiempo del debido pues, aunque me levanté temprano, es hora de bañarme y continuar conociendo la ciudad. Espero tener tiempo después para relatar lo que hemos hecho en estos días, pues ha sido harto interesante y muchas experiencias nuevas. Dejo las múltiples fotos que he tomado durante los primeros días. Otra vez, una disculpa por no tener demasiado tiempo para clasificarlas y borrar el lastre.


Fotos de París


Pique Nique en los jardines de la Tour Eiffel

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5 Respuestas

  1. Clef dice:

    :'( ¿Te quedarás en Paris y me abandonarás?

  2. Alexnagel dice:

    Se vé que se la están pasando super !!! Ya me entretuve hoy viendo las fotos que has puesto, gracias por compartir todos esos momentos !!!

  3. Imoq dice:

    Clef:

    ¡No lo haré! Regresaré a mi realidad cotidiana dentro de unos 11 días y entonces desayunaremos juntos otra vez 😛 🙂 (Yo también te extraño).

    Alexnagel:

    Qué bueno que te hayan gustado; fotos sobran, lo que falta es tiempo para subirlas 🙁 Pero lo haré, poco a poco 😉

  4. LIS dice:

    hola…al parecer estubimos en la misma fecha en Francia..pues tus palabras son la purisima verdad…es mas yo me quedo sin palabras para decir lo que es Paris para mi, aunque la recorri muy apresuradamente, y en tan solo 2 dias, caminabamos todo el dia, hasta que el metro nos dejaa y entonces preocuparnos para como hacer para llegar hasta el hotel. Paris es aventura, es amor, es quedarse mudo y solo sonreir y peñiscarse para darse cuenta que es realidad no sueño, y que no es una pelicula ni una revista más, es estar ahí, y contemplar cada lugar y tomar millones de fotos…y todo se queda tan chico,porque lo que provoca es meterse los lugares al bolsillo y llevarselos…yo cada vez q recuerdo Paris lloro de alegria, sonrio, anhelo y sueño. Yo no solo estube en Paris, tambien recorrí todo el sur de Francia, participabamos en el Festival Folclores du monde y me encanto Saint Malo,es una ciudad impresionante…todo lo fue…me gustaria que intercambiaramos impresiones,…yo disfruto mucho leyendo las anectodas de demás personas tan apasionadas como yo de un viaje a Francia…saludos desde Panamá

  5. Imoq dice:

    LIS:

    Claro que podemos intercambiar impresiones cuando gustes. ¡Sigo soñando con París de vez en cuando! 🙂

    Te envío saludos 😀

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