Fin de semana: Más de 10 años y ahí seguimos (froggy, RACTSHA, Imoq).

Este fin de semana me trajo algunos recuerdos y añoranzas. No, no extraño el Tec (pues, como siempre lo dije: me gustaba de ahí todo, excepto las clases 😉 ) pero sí la convivencia con algunos de mis buenos amigos de antaño.

Desde hace algunas semanas René (alias «la rana», o «froggy» como lo conocíamos en los bajos mundos del IRC), quien ahora vive en Guadalajara, me dijo que vendría a Cuernavaca a una boda, por lo que le ofrecí que se quedara en la casa durante este fin. Vino con su novia Xiomara (con quien ya se debe casar, ¿verdad, rana? ¡Te estás tardando!). Llegaron el viernes en la noche, o mejor dicho, el sábado en la madrugada pues llegaron alrededor de las 2 de la mañana. Ariel y yo habíamos salido unas horas antes con un par de amigos a tomar unos tragos al «Barecito Café» aquí en Cuernavaca y yo tomé algo de vodka y después en la casa «viña real» (whatever that is) y hasta rematé con vino tinto jejeje. La rana y Xiomara llegaron y después de los saludos y una breve conversación nos fuimos todos a dormir, pues ellos tenían su boda (la boda a la que asistieron, no _su_ boda :P) al otro día temprano. Nos levantamos y Ariel preparó unos ricos hot cakes para desayunar. Yo acompañé los míos con jamón, tocino y dos huevos estrellados (fritos 😀 *yummy*) así que me cayeron como del cielo. Normalmente nuestro desayuno es mucho más modesto, pero nos permitimos hacer algunas excepciones de vez en vez. La rana y Xiomara se fueron a la fiesta y Ariel y yo nos quedamos haciendo un mini martón de SmallVille (del que hablaré después) y posteriormente fuimos a Plaza Cuernavaca, con la intención de comprar un disco que ya no compramos pero se nos pegaron dos películas en DVD. También nos comimos un sabroso helado de yoghurt que tanto nos gusta en La Michoacana. Regresamos a la casa y ya nos estaban esperando ahí la rana, Xiomara y Diana (RACTSHA), mi amiga de la carrera también. Fuimos a cenar a Marco Polo, que está frente a la catedral y que tiene una excelente comida italiana que nos fascina y ahí estuvimos un montón de horas, conversando y recordando los buenos tiempos de la escuela.

Me parece increíble que ya hayan pasado un poco más de 10 años desde que entramos a la carrera, en agosto de 1994. Casi inmediatamente nos empezamos a llevar bien la rana, Diana y yo y surgió una amistad que perdura hasta entonces. No nos frecuentamos tan a menudo como quisiéramos, pero cuando lo hacemos realmente disfrutamos de la compañía. Tomamos algunas fotos, las cuales me hicieron recordar que tengo algunas otras de mis amigos de antaño.

Viendo la foto que nos tomamos el fin de semana y comparándola con una foto de hace 10 años no hemos cambiado taaaaanto, ¿verdad? ¿VERDAD QUE NO?. Seguiremos siendo eternamente jóvenes 😛

Después de la cena pasamso a comprar unas caribes y un boones y nos fuimos a la casa a ver… ¡Las locuras del emperador! que es, por mucho, la película de Disney favorita de Ariel y mía, y sobre la que escribiré después. Nos dormimos y al otro día fuimos a desayunar/comer al restaurante chino y posteriormente partieron de regreso hacia Guadalajara la rana y Xiomara. Llegó a visitarnos Diego, con quien estuvimos por la tarde y fuimos al cine en la noche, pero de eso ya escribí hace rato.

Me alegra poder, aunque no sea frecuentemente, departir con mis amigos con quienes sospecho que tendré amistad por el resto de nuestras vidas. Probablemente ya no volvamos a tener la oportunidad de pasarnos 15 horas al día echando desmadre en IRC, como lo hacíamos hace 10 años, pero seguro que podremos pasar momentos agradables de vez en cuando, si nuestro respectivo tiempo/parejas y demás elementos así nos lo permiten. Soy afortunado de tener amigos como ellos.

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