Fiestas, fiestas y más fiestas.

Es bien sabido que durante el mes de diciembre las fiestas están a la orden del día, pero durante casi una semana he descansado muy poco gracias a las constantes pachangas aunadas al fin de semana que pasé en la Ciudad de México. Trataré de relatar lo que me acuerde. Lo que no, ya se habrá perdido en la bruma del tiempo.

El miércoles fue la comida de fin de año de varias dependencias de gobierno, incluyendo en la que laboro. No me gustó mucho el evento de este año, pues siento que fuimos muchas personas (más de 500, según mis inexactos cálculos). No hubo rifa de regalos este año (el año pasado me gané un sartén :P); se nota que ha llegado la austeridá (sic). No me la pasé muy bien. Sivieron la comida hasta después de las 16:30 y todos moríamos de hambre y frío. Como, por estúpido, olvidé llevar una chamarra o sweater tuve que conseguir uno. Afortunadamente a Ariel se le habían olvidado las llaves de la casa así que fue a la fiesta acompañado por Chris para recogerlas y aproveché para quitarle su sweater a Chris >:). Salí de ahí tan pronto como pude, después de las 6 de la tarde y fuimos a acompañar a nuestros amigos de Grupo CD4 a una reunión-bazar navideño que organizaron para recabar fondos para dicha organización. Compramos varias chacharitas, convivimos un rato y después nos fuimos.

El jueves transcurrió con relativa normalidad, aunque por la noche fue la posada de la oficina y fuimos a la casa de mi jefe. Fue mucho mejor que la fiesta de las dependencias del día anterior, pues sólo éramos los casi 20 compañeros de trabajo que nos vemos las caras todos los días y que estábamos felices de que no lo haríamos en las próximas dos semanas 😀 (broma). ¡Ah! Ese mismo día me llegó mi regalo de navidad adelantado. Fue una cámara digital Canon PowerShot A310. Originalmente estaba tentado a comprar una Sony DSC-P73 pero me entró la codera pues estaba casi al doble de cara y de 3.2 a 4.1 megapixeles no hay grandiosa diferencia. De todas maneras no me pienso quedar con la camarita Canon de por vida. Espero que tome algunas fotos durante unos dos o tres años y entonces ya veremos si compro alguna mejor. Al menos ahora podré tomar más fotos sin tener que quitarle a mi hermano su cámara ;-).

El viernes me escapé de la oficina y nos fuimos a la Ciudad de México para hacer varias cosas que habíamos planeado, entre las que destacan:

Six Flags México
Fuimos a Six Flags México y aunque pensé que iba a estar a reventar por ser inicio de vacaciones afortunadamente no lo estuvo. Llegamos casi a las 11 de la mañana y nos fuimos como a las cuatro y media de la tarde. Pude comprobar, una vez más, que las emociones fuertes me gustan y que tal vez soy adicto a la adrenalina. Me gustó el «Kilahuea», «Batman The Ride» y por supuesto, la última atracción: «Superman: El último escape». Creo que es más sano sentir adrenalina de esta manera y evitar manejar el coche a más de 200 km/h como lo he hecho en el pasado. Al menos en estos juegos es más difícil que te accidentes ;). Como sea, estamos tentados a comprar el pase anual aunque presiento que después de subirte un par de veces a los juegos no sentirás la misma emoción. Quién sabe.

Cabaret
Fuimos al Teatro de los Insurgentes a ver Cabaret. No fue la super producción de Broadway tan famosa, pero sí la versión mexicanizada de la misma. Los primeros actores fueron Itatí Cantoral (quien estuvo «bien», a secas) y Luis Roberto Guzmán quien me sorprendió gratamente. En general me gustan los musicales y éste también lo disfruté mucho. Fue más largo de lo que esperaba, el primer acto duró una hora y cuarenta minutos y el segundo acto duró cuarenta minutos pero pasaron de volada.

Lipstick
Después del teatro nos fuimos al Lipstick. Un antro que está en la zona rosa, frente al ángel. Ya habíamos estado por ahí en junio y nos gustó el ambiente, por eso decidimos regresar en esta ocasión. No había mucha gente y me gusta porque la música tiene un volumen moderado (a diferencia de Box, Living, Oxygen en Cuernavaca u otros antros). Lo malo es que tuve una mala experiencia, y en parte fue por mi pendejez, verás… Cuando llegamos no sabíamos is comprar una botella o mejor que cada quién pidiera lo que se le antojara. Optamos por esto último. El mesero, muuuuy amablemente nos ofreció mantenernos una cuenta abierta para no tener la molestia de estar pagando por cada trago y optamos por eso. Lo que no me dio buena espina pero no escuché a la vocecita que decía: ¡no lo hagas! fue que me pidió mi tarjeta de crédito y una identificación. En fin, en medio de la fiesta no lo pensé mucho y le di ambas cosas. Empezó a servirnos, yo pedí Absolut Mandarin en las rocas, Ariel tomó Appleton oro y Chris tomó tequila y después cervezas. Después de como 5 vasos de vodka yo ya andaba medio entonado (el vodka solo no es cualquier cosa :P) cuando me di cuenta que el mesero no aparecía. Pasaron como 20 minutos, no lo encontraba y yo quería seguir tomando. Los demás meseros no sabían de él (y yo de güey ni le pregunté su nombre) y pues empecé a pedir de tomar en la barra (total, «ya aparecerá»). Para no hacer el cuento largo, jamás apareció. Resulta que «se les fugó» con la cuenta de esa noche, incluída mi tarjeta de crédito y mi credencial para votar :(. Por fortuna pude reportar la tarjeta a tiempo y no tuvo oportunidad de realizar ningún cargo pero sí me me enojó mucho el hecho de que haya sucedido algo así. Digo, el Lipstick se jacta de ser un antro nice y realmente deberían de cuidar a la gente que contratan. Eso sí, la cuenta de alrededor de $800 pesos ni madres que la pagué, corrió por cuentra del antro. En fin, después del coraje nos fuimos de ahí hacia el hotel como a las cinco de la mañana.

Al otro día, sábado, nos levantamos después del medio día, fuimos a comer al Sirloin Stockade (en donde me atraganté de postres) y después fuimos a Perisur con la esperanza de ir a ver Los Increíbles. Ilusos nosotros, pues ya no había boletos sino hasta las 22:30 y como nos teníamos que regresar a Cuernavaca, lo hicimos.

En este viaje tomamos muchas fotos que ya puse en la galería.

Por la noche asistimos a la multianunciada posada y la pasamos genial. Por ahí hay comentarios al respecto así que no me detendré para volver a contar lo ya contado anteriormente. Salimos de ahí como a las 6 de la mañana (¡sí! ¡otra desvelada!).

Ayer domimos hasta tarde, nos levantamos para ir a comer (pozole, *yummy*) y por la noche fuimos al cine, pero eso lo contaré más tarde que por andar escribiendo ya me retrasé con mi trabajo de hoy 😛