¡Qué bueno que no trabajo en Santa Fe!

Algo de lo que me he jactado a menudo es de la cercanía del depa al trabajo y que cotidianamente sólo debo caminar algunas cuadras, tomar el pejebujjj por pocas estaciones y caminar un par de cuadras más para llegar a mi trabajo. Siempre me he sentido afortunado en ese aspecto. Eso cambió un poco durante las semanas anteriores.

Resulta que en el trabajo tomamos un contrato nuevo hacia finales de octubre (o al menos fue cuando empecé a involucrarme) y realmente durante noviembre todo estuvo «muy tranquilo» con respecto a dicho contrato. El problema fue que en diciembre les entró el apuro y resultó que había que arreglar millones de cosas que estaban mal a manera «de urgencia». Eso puede sonar normal, con el pequeño detalle de que el cliente tiene sus equipos principales (servidores p5 595 de IBM con AIX, thank you very much) en un datacenter que se encuentra no en Santa Fe, pero sí en la parte de arriba que se ve desde ahí, la carretera libre a Toluca; en Cuajimalpa y que para llegar ahí, por supuesto, hay que chutarse todo el maldito endemoniado tráfico de ida y regreso de Santa Fe.

Pues bien, si creí que en diciembre se acabarían los constantes viajes hacia allá me equivoqué con creces. Durante este mes de enero me la he pasado más días allá que en mi oficina (y cuando no estoy allá, a menudo debo estar en las oficinas del cliente, por Tlalpan y Viaducto). Ahora comprendo el horror de la gente que debe ir manejando a trabajar a Santa Fe todos los días. ¿Cómo lo soportan?. Claro está que mi experiencia traumática puede verse aumentada por el hecho de que cuando voy al datacenter me la paso todo el día de pie, en el aire acondicionado, encerrado y sin posibilidad de ir al baño, a comer o a tomar agua a menos que hagas todo un procedimiento para salir.

Las buenas noticias: el sistema ya está prácticamente como el cliente lo quería y es muy probable que ya no deba poner un pie por allá en mucho, mucho tiempo. Al menos ya no cotidianamente y eso es ganancia.

En serio y de verdad lo digo… ¡qué bueno que no trabajo en Santa Fe!.