Mi primer día de trabajo en «la gran ciudá»

No quise que fuera antes pues realmente me negaba a dejar Cuernavaca, así que fue hoy mismo por la mañana que partí muy temprano de mi querido «pueblo» y llegué a la Ciudad de México.

Como decidí no usar carro aquí (seguirá esperándome en Cuernavaca los fines de semana), empecé desde el primer día arriesgándome a usar el democrático transporte colectivo. Al menos no me perdí, ¡bien! pero aprendí (gracias a una moneda de $5 pesos) que el «trolebús» no da cambio así que si pagas más de lo que es, se quedan con tu dinero.

Llegué al trabajo a la hora acordada, ni un minuto más ni un minuto menos lo cual fue más cuestión de accidente que de premeditación, pues aún no conozco cómo está el tráfico aquí en las horas a las que me moveré.

Ya esperaba que, al ser el primer día de trabajo en un lugar nuevo, me encontraría con muchas sorpresas pero creo que en esta ocasión estoy un poco abrumado por las actividades. Que no se malentienda: adoro lo que voy a hacer y creo que es una buena oportunidad para desarrollarme en el área que me gusta, pero el esquema actual de los servidores es… extravagante (por decir menos). No «extravagante malo», ni «extravagante bueno», simplemente es un esquema muy complicado el cual deberé administrar. No me siento «como pez en el agua» como me he sentido anteriormente en otros trabajos, pues yo no instalé los servidores ni mucho menos, amén de que debo especializarme en postfix (en lugar de sendmail que he usado toda la vida) y algunas cosas más, pero confío en que la curva de aprendizaje no sea muy pronunciada y en pocos días me sienta totalmente cómodo con mis actividades.

Salí del trabajo poco después de las seis de la tarde y me dirigí inmediatamente aquí, a casa de mi hermano y mi cuñada en donde estaré por unos días en lo que consigo en dónde vivir (¡mi idea es mudarme para el fin de semana!). Fui al súper a comprar artículos de aseo personal y cosas de despensa y aproveché para comprar una tarjeta SIM para mi teléfono móvil, así que ya tengo número de aquí de la Ciudad de México (¿lo quieres? ¡pídemelo!). Ya se lo envié por SMS a algunos amigos, aunque no a todos.

Me siento raro. Siento que «no me hallo» (como dicen los viejitos) en esta ciudad y a pesar de que tan sólo llevo un día (horas, en realidad, si tomamos en cuenta que salí por la mañana) fuera de Cuernavaca ya extraño horrores a Ariel, a mis hijas, a mi casa y a mi vida allá. Supongo que será cuestión de tiempo para que me acostumbre a tantos cambios pero mientras tanto es abrumador, es una sensación muy extraña.

Ya veremos cómo me trata la ciudad en los siguientes días.