De Cuernavaca a Guadalajara y de regreso, por Volaris (Actualizado)
Tenía planeado escribir este relato por partes y en tiempo real, mientras tuviera ratos libres allá en Guadalajara, pero no contaba conque no tendría conexión a Internet y la verdad es que al final me dio una hueva infinita escribirlo offline para posteriormente publicarlo, por lo que deberé compartir tan sólo la versión resumida del viaje (o al menos las partes de éste que pueda rescatar de mi mala memoria). Empezaré, pues.
El viernes pasado llegó el día de la partida a Guadalajara. Habíamos comprado boletos en Volaris a pesar de ser una aerolínea que apenas empezó a volar hace un par de semanas. Nos arriesgamos a ver qué sucedía. Nuestro vuelo estaba programado para despegar a las 14:00 horas del aeropuerto de Toluca (TLC) pero como ya lo he dicho anteriormente, es toda una lata ir de Cuernavaca a Toluca pues, o bien te vas por las bellas pero peligrosas Lagunas de Zempoala o bien llegas a la nefasta Ciudad de México y la atraviesas de sur a oriente. La «ventaja» que Volaris te ofrece es que tiene un shuttle (camión) que va de la «terminal virtual de Santa Fe» al aeropuerto de TLC completamente gratis. Optamos por elegir esta opción y aquí vino el siguiente problema: el único autobús que sale de Cuernavaca a Santa Fe en la Ciudad de México es un Pullman Travel que sale del Hotel Villabejar… ¡a las 6:45 de la mañana!. Hay que estar 10 minutos antes de la salida del autobús, por lo que debíamos estar ahí alrededor de las seis y media de la mañana. El autobús hace un recorrido de tres horas (!!!) de Cuernavaca a Santa Fe, y aunque es muy barato ($90 pesos, creo recordar) después aprendimos que no vale la pena, sobre todo por el tiempo de recorrrido.
Llegamos al Centro Comercial Santa Fe casi a las 10 de la mañana y aprovechamos para desayunar ahí, Ariel estudió un rato y yo perdí el tiempo usando la computadora portátil, aprovechando el acceso a Internet inalámbrico. A eso del medio día, tomamos un taxi a la «terminal virtual» que está a tan sólo 5 minutos del Centro Comercial y ahí realizamos el check in más rápido de la historia, pues en realidad ya lo había hecho por la madrugada via Internet, incluida la impresión de los pases de abordar (lo puedes hacer 48 horas antes de tu partida). Tan sólo verificaron los datos con una identificación, documentaron la única maleta de equipaje «grande» (17 kg.) que llevábamos (también íbamos con dos mochilas como equipaje de mano) y nos pasaron a abordar el autobús que ya se iba hacia TLC. Nos subimos y en una hora ya estábamos en el aeropuerto.
Debo aclarar que, puesto que dicho aeropuerto está en construcción, reparación o remodelación, hay partes que francamente dan miedo aunque ya se encuentra funcional. Bajamos del camión y entre escombros llegamos a la terminal como pudimos. Tras una fila de unos 15 minutos en donde te pasaban a la sala de última espera, no sin antes hacer la revisión del equipaje de mano y de los pasajeros, llegamos a un mundo totalmente surreal: ¡había mariachis en la sala!. No sabíamos muy bien qué estaba sucediendo, pues ésa es una manera sui géneris de algunos mexicanos para celebrar algo. Supusimos que estaban celebrando que Volaris era una nueva aerolínea. Lo que no sabíamos, es que realmente éramos parte de una celebración aún más grande: ¡íbamos a estar en el vuelo inaugural entre TLC y Guadalajara (GDL)!. Yo ya había notado que no había boletos para el jueves, que era cuando queríamos irnos, pero supuse que, o bien ese día no tenían vuelos, o bien se les habían agotado. El viernes sí hubo y no me preocupé por investigar. Claro, no había para un día antes porque el primer vuelo sería ese día y nosotros estaríamos en él (¡gulp!).
El ambiente en la pequeña y calurosa sala de última espera era más bien festivo y relajado, con los mariachis cantando y tocando música y un montón de curiosos tomando fotografías y vídeo (yo incluído, ¡claro está!). Llamaron a abordar un vuelo hacia Monterrey y unos minutos después saldríamos los pasajeros con destino a GDL. Los mariachis nos siguieron hasta la misma puerta del avión, y yo realmente me sentía en una mala película mexicana. ¿Qué sería lo que seguía? Claro está, el folclor no podía terminar ahí y nos seguiría hasta nuestro destino.
Una vez que estábamos en el avión; el cual, por cierto, se veía muy nuevo y en aparentes perfectas condiciones, nos hicieron saber que el Director General de la compañía viajaría con nosotros para el vuelo inaugural. También nos dijeron que nos darían toda la botana y bebidas (alcohólicas y no) que quisiéramos, así como «un regalito» (weeee) por ser parte de dicho vuelo. Poco antes de despegar, aparecieron en la pantalla las aburridas (pero importantes, supongo) instrucciones de seguridad que no fueron dadas por alguna voz sin personalidad, ¡por supuesto!. Tratándose de una empresa de la que (al menos en parte) es dueña Televisa, tuvieron que usar a alguien «famoso» para que «te acompañe en el vuelo» con dichas instrucciones de seguridad. La elegida en esta ocasión fue Jaqueline Bracamontes, de quien, tengo que confesar sin vergüenza alguna, jamás había escuchado pero al parecer es famosa en México. Oh, well, la idea es que ella se echó todo el rollo de seguridad y demás.
Despegamos suavamente y sin mayores contratiempos, y una vez que alcanzamos la altura de 31,000 pies (¿por qué pies, diantres, por qué?) continuó el folclor y en el avión todo parecía una fiesta. Anunciaron al director general, aplausos. Dijeron que nos iban a dar cosas gratis, más aplausos. Nos dieron unas playeras que en la parte delantera tienen el logotipo de Volaris y en la parte trasera dicen «Yo fui el primero en volar». Más aplausos. Cuando pensé que no podía ser más surreal el asunto, en la pantalla aparecieron fragmentos del programa Otro Rollo, chistes y hasta ¡comerciales!. Yo quise emborracharme para poder estar seguro de que no era un sueño pacheco todo, pero opté por dejarlo para esa noche. Después de escasos 40 minutos de vuelo aterrizamos en el aeropuerto de GDL, no sin antes darle una pequeña mentada de madre mental al piloto del avión por haber hecho un descenso algo brusco, a diferencia del resto del vuelo. Fue extraño y extravagante, sí, pero… ¿qué más podía pedir por $250 pesos? Realmente no me podía quejar en lo más mínimo ;).
Llegando al aeropuerto de GDL nos esperaba Enrique (kalu) a quien nos dio mucho gusto de ver después de algunos meses y en cuya casa nos quedamos los días que estuvimos allá. Lo primero que hicimos fue ir a comer, pues él y Ariel tenían hambre (¡yo no! deveritas, deveritas :P) y como no se nos ocurría algo más adecuado, decidí que comiéramos lo que tanto anhelo y que no tengo en Cuernavaca: una «Double Western Bacon» de Carl’s Jr. en Galerías Guadalajara (que, dicho sea de paso, está impresionantemente grande; mucho más que Galerías Cuernavaca). Ariel se compró una pulsera de cuero de Star Wars con Darth Vader al frente en una tienda llamada «Underworld». Dimos la vuelta un rato y después fuimos a la casa de Enrique a dejar las cosas, darnos un baño y prepararnos para salir por la noche.
Fui feliz, pues finalmente tengo en mis manos el ejemplar de Lasher que tanto he buscado y que me prestó Enrique (no estoy seguro de devolvérselo algún día 👿 jojojo).
Esa noche Enrique nos llevó a una cantina de mala muerte de cuyo nombre no quiero acordarme (OK, me acuerdo, es «California’s») y un poco más tarde a un antro de peor muerte aún de cuyo nombre seguramente no recordaré 😛 (sí, es «Kingdom»). Ahí vimos a Verdecronopio y a Rafa a quienes me dio mucho gusto ver después de tanto tiempo pero, a la vez, me queda la duda si no se habrán asustado del estado alcoholizado en que terminé. (No se preocupen, no pasa nada ;)). Salimos del antrucho de mala muerte como a las 3 y media de la mañana, yo con unas ganas locas de un hot dog, mismo que me comí en la esquina de Chapultepec y… otra avenida que no recuerdo y después nos fuimos a dormir.
Al siguiente día, sábado, nos levantamos más o menos temprano. Hablé con Gildardo para vernos a la hora de la comida. Nos sugirió ir a Karne Garibaldi en donde probamos las sabrosísimas y suculentas «carnes en su juego» que, debo admitir con cierta vergüenza, nunca había comido. La pasamos muy bien, tuvimos una amena conversación y posteriormente decidimos ir al cine. Nos dirigimos hacia el Centro Magno en donde buscamos alguna función que nos acomodara. Por desgracia, no encontramos ninguna por lo que decidimos ir a Galerías a ver si teníamos mejor suerte. En el camino de salida, vi un peculiar letrero que sólo en Guadalajara puede existir. Dicho letrero decía: «¿ocupas algo?». Y claro, la respuesta natural es «sí, un lugar en el espacio» pero en Guadalajara el «ocupas» lo usan (¿ocupan? :lol:) como sinónimo de «necesitas». Es muy chistoso escuchar todas las palabras jalisquillas, siempre me divierto mucho con eso (esto es: con todo respeto y cariño a mis amigos de Jalisco 😉 :P).
En Galerías no tuvimos mejor suerte para el cine, así que lo dejamos para otra ocasión. Lo que sí hicimos fue tomarnos un café y seguir conversando. Enrique se sintió cansado y decidió irse a casa un rato, nosotros nos pusimos de acuerdo con mi amigo René y con su pareja, Xiomara, para vernos y… ¡tomar otro café! :D. Quedamos de vernos en el «Café Dalí» que está en la Glorieta Chapalita (sobre Av. Guadalupe) y ahí nos vimos. Me dio muchísimo gusto volver a ver a la rana y a Xiomara, después de poco más de un año de no habernos visto. René fue mi compañero en la carrera (ya había escrito antes sobre él) y ahora vive en Guadalajara desde hace como tres años. Estuvimos en el café un par de horas pero ya pasaba de las 10 de la noche y teníamos que alcanzar a Enrique en su casa para… ¡volver a salir! sólo que en esta ocasión no fueron antros de mala muerte :P.
Gildardo nos fue a dejar a casa de Enrique (quien, por cierto, vive un poco más adelante de «el quinto infierno», en donde se encuentra «el fin del mundo» y llegas a «la nada». Ahí mero vive) y se despidió de nosotros por esa noche, pero quedamos con la rana y Xiomara de salir al «Angel’s». Ahí nos vimos pasada la media noche (iba también Raúl, hermano de La Rana) y estuvimos unas tres horas platicando, bailando y pasándola bien. Yo, por supuesto, terminé más borracho que una cuba al igual que el día anterior (¡pero el vodka estaba delicioso!) aunque en mis cinco sentidos. A eso de las tres de la mañana, nos fuimos al «Monica’s» a seguir con la parranda, de donde salimos justo a las seis de la mañana cuando atravesamos prácticamente toda la ciudad para dormir un rato, lo cual logramos hacer casi a las siete.
Justo algunos minutos después de que me había dormido, mi teléfono móvil sonó pero como vi que era «número desconocido» no quise contestar (¿quién te habla a las 7 de la mañana del domingo? ¡Gosh!). Craso error. Debí hacerlo pues, como me enteré algunas horas después cuando sonó mi Nextel con un número que definitivamente era conocido (de parte de la oficina, ¡gulp!) me enteré de que había problemas con un servidor y ameritaba resolverlos de inmediato. Ese pequeño episodio lo relaté en tiempo real y después de que quedó todo arreglado y desayunamos, volvimos a la casa… ¡a dormir el resto del día! por supuesto. Ese día no vimos a nadie y cuando el hambre nos levantó de la cama fuimos a comer/cenar y después pasamos un rato por el antrucho de mala muerte del viernes, pero antes de la una de la mañana salimos de ahí, a dormir para tener fuerzas.
El lunes Enrique tenía que trabajar, por lo que no iba a poder acompañarnos a ninguna aventura. Lo peor del caso es que necesitaba ir a varios lugares por lo que se debió llevar su camioneta y nos quedamos solos en medio de la nada. Eso no fue obstáculo para los intrépidos Scooby e Imoq, quienes, como pudieron, salieron de la colonia y enfilaron rumbo al centro de Guadalajara. La ventaja de ya conocer un lugar es que te puedes brincar todo el «recorrido turístico de rigor» y tan sólo hacer lo que te plazca hacer en la ciudad. Así es Guadalajara, pero aún así ese día nos levantamos con el mood de recorrer todo el centro histórico una vez más y tomar algunas fotos. Desayunamos las famosas «tortas ahogadas» y «carnitas» y anduvimos un mogollón de horas ahí, hasta fuimos a dar al mercado «San Juan de Dios» el cual no está taaan feo como pensé que podría estar. Ya que empezó a darnos hambre nos fuimos por el rumbo de la cuidad que mejor conocemos (Av. Vallarta) a comer a… ¡Sirloin Atasckade! (ni modo de dejar pasar la oportunidad). Enrique llegó un poco más tarde y nos acompañó con la comida. Hablamos con Gildardo a ver si íbamos al cine juntos y accedió. También intentamos que fueran René y Xiomara pero tenían otros compromisos y quedamos de vernos a la salida del cine. Vimos la película (el relato lo pondré mañana :P) y a la salida nos encontramos todos en Chili’s en donde nos tomamos unas no muy masculinas margaritas con fresa y con mango. A eso de las once de la noche nos despedimos de Gildardo, René y Xiomara con la promesa de volver a vernos pronto (¡que conste!). Enfilamos a casa para descansar y estar listos para el regreso al día siguiente :(.
Martes por la mañana: sonó el despertador a las ocho y teníamos que darnos prisa, pues el vuelo era a las 11:50 y, además de que el aeropuerto de Guadalajara está alejado de la ciudad, Enrique tenía que llegar «relativamente temprano» al trabajo. Arreglamos las cosas, nos bañamos y enfilamos hacia allá. Llegamos a eso de las diez de la mañana, Enrique se despidió con la promesa de venir a Cuerna en Semana Santa (por Volaris, jojojo). Otra vez, hicimos un check in y documentación de equipaje rapidísimo (éramos los únicos en la terminal), desayunamos rápidamente y nos fuimos a la sala de última espera, con la esperanza de usar el Prodigy Móvil para conectarnos un rato. Por alguna razón (le echo la culpa al access point de ahí) el acceso no funcionó, pero no hubo mayor problema porque empecé a leer Lasher (de ahí, de ratos en ratos hasta acá, ya llevo casi la cuarta parte). Cuando se acercaba la hora de que abordáramos nos quisimos acercar a la puerta pero no nos dejaban pasar a una sección del aeropuerto. Fue muy extraño y durante casi media hora nadie nos dijo nada y todo mundo parecía nervioso. Cuando ya se había pasado la hora de nuestro vuelo, nos dijeron que podíamos abordar por otra sala que está en el extremo contrario del aeropuerto y allá fuimos. Una vez que subimos al avioń, el piloto nos explicó: al parecer algún vuelo había tenido «un problema» y el aeropuerto estuvo cerrado cerca de 40 minutos para aterrizajes y despegues. Por suerte lo abrieron más o menos a tiempo y no perdimos el vuelo, pero estuvimos a punto de quedarnos ahí algunas horas.
El vuelo de regreso ocurrió sin contratiempos ni aplausos ni cosas raras. Hicimos, otra vez, 40 minutos de regreso y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en Toluca. Cabe aclarar que, otra vez, nos dieron botanas y bebidas gratis así que no sé si será un programa permanente de Volaris. Como llegamos a eso de las 13:40 a TLC (por el retraso en la salida) pensamos que no esperaríamos hasta las 19:00 para el autobús que va de Santa Fe a Cuernavaca (¡y que llegaría a las 10 de la noche! :-O) por lo que preguntamos a un taxi cuánto nos cobraría de Toluca a Cuernavaca. Nos dijeron que $1,000 pesos, les dijimos que estaban locos y decidimos irnos en el Shuttle gratis a Santa Fe. Llegamos en exactamente una hora, sin contratiempos, y ahí preguntamos a un taxi cuánto cobraba a Taxqueña, la central del sur de la cual salen autobuses cada 15 minutos a Cuernavaca. Nos dijo que $130 pesos y fue más que adecuado por lo que nos fuimos sin pensar. A los 35 minutos ya estábamos en Taxqueña. 10 minutos después ya sobre el autobús y una hora y media después, poco antes de las cinco de la tarde, ya estábamos aquí en casita en Cuernavaca.
Aquí terminan nuestras aventuras de 4 días en Guadalajara, que espero que se repitan muy pronto. Tengo la satisfacción de haber visitado y convivido con varios entrañables amigos. Faltó ver a otras personas a quien quería ver, como «El Guanas», «Jenri» o Pepe, pero ya habrá oportunidad más adelante.
En esta ocasión no tomamos muchas fotos (evité el «síndrome de turista japonés») pero las pocas que tomamos (incluyendo 4 vídeos) las comparto en esta galería de Guadalajara. Ojo, que hay dos páginas con fotos. (Ahí también hay varias con detalles de Volaris y demás).
¡Gracias por su paciencia y comprensión pues ImoqLand no se actualizó en 5 días!. A partir de aquí todo regresa a la normalidad (incluyendo el trabajo, regreso a la oficina al rato).
Actualización 29/marzo 13:00
Está disponible la versión de Gildardo sobre la visita, por si le quieres echar un ojo ;).
Interesante el viajecito.
Los mexicanos somos folclóricos donde quiera que vamos. Hace mucho que no escucho mariachis en vivo, así que me hubiese gustado un viaje corto así 👿
que bueno que te divertiste en tu viaje y lo barato que salio fue lo mejor ejjejeeje
me entro una duda que significa «mogollón» nunca lo habia escuchado
saludotes y abrazotes 😀
Mi querido Imoq, tenerlos de visita en la Perla de Occidente fue todo un placer (aunque te burles de nuestras expresiones autóctonas). Ojalá que pronto regresen y esta ocasión prometo acompañarlos en el relajo en alguna de sus MULTIPLES ediciones. 😀
Abrazos afectuosos para los dos y estaremos en contacto. Ah, yo también puse un pequeño comentario de su visita en mi blog. 😉
Pues exactamente como dices: folcórico el viajecito, ja ja. Que bueno que se la pasaron bien.
Saludos.
Que padre el Viaje… y que bueno que ya estas de regreso.
Saludos.,
Saludos Tapatios. Interesante tu trip, tendré que reseñar el mio de la misma forma cuando visite DF.
Mira que bien, eso se llama tomarse unos dias y salir a rodar por el mundo, me alegro que se entretubieran tanto, mis vacaciones igual me las disfrute bastante.
Saludos!
Que bien que les haya ido de pelos en el viaje, y que Volaris haya resultado una buena aerolinea. Ya pasate a la historia como uno de los primeros pasjeros de esta aerolinea.
Que bueno que revisaste el avion, aunque, siendote franco, con lo que cuesta una aeronave, no creo que sean nuevas, pero si que han tenido mucho cuidado en el mantenimiento de la misma.
Ahora, de los pies, esto se debe a que en donde hubo mayor auge de vuelos experimentales a principios del siglo pasado fue en Estados Unidos, ademas de que ahi se empezo a reglamentar los vuelos y todos sus aspectos (por eso son pies, y millas nauticas las medidas para la aviacion)
Que bueno que te divertiste, espero que el regreso a la rutina sea tranquilo. Saludos a todos por alla.
Que padre que se la pasaron de lujo y sin ningun contratiempo al parecer; tenia mucha curiosidad de saber como les habia ido con Volaris pero veo que bien, ojala pronto comienze a volar por estos aires para poder salir mas seguido, ya que como tu amigo Enrique, nosotros vivimos un poco mas alla de la nada JAJJAJAA. Saludos desde el ventoso norte. 🙂
Titab:
Yo ya aborrezco a los mariachis. Como afuera de mi trabajo sieeempre están, pos ya son así como que para darles un tiro 😉 jejeje.
CravinOxygen:
«Un mogollón» es «un montón». Lalo Irabien ya me pegó la palabrita ésa 😛 jojojo.
Gildardo:
¡Pero aclaré que me burlaba con mucho cariño! ¿Eso no cuenta? 😛 jejeje. Al contrario, muchísimas gracias a ti por todas tus atenciones. En verdad que la pasamos genial 🙂
Don Ayotl:
Sí, pero de otra manera habría sido aburrido 😉 jejeje. Gracias 😀
Omar:
¡Gracias! 🙂
Beto:
Pues gracias, me encanta tu ciudad. Bienvenido a ImoqLand 😉 🙂
Loren:
Sí, estuve leyendo tus relatos 🙂 ¡Bienvenida de regreso! 😀
Doffo:
Pues según Airbus, las empezaron a fabricar en 1999, así que vieja no puede estar, cuando mucho tener 7 años pero yo sí creo que los aviones eran más nuevos 🙂
Sobre los pies y millas, ¡qué lata! Odio el sistema inglés 😛
Saludos 🙂
The OC:
Yo también espero que pronto abran nuevos destinos para poder conocer más de este maravilloso país que tenemos :). ¡Saludos!
JAJAJAJ… Que bueno que solo fue la version corta del viaje eh? jajajajajaja… Pero que bueno que se la pasaron muy bien por alla…
Saludos!
Lalo.
Lalo:
Jajaj creo que al final me emocioné escribiendo y recordando 😀
holas estupidos :-O
mm…
…bien llegas a la nefasta Ciudad de México y la atraviesas de sur a oriente.
La Ciudad de México no es nefasta..
a quien chingados le importa que veniste a gdl pínche puto de mierda y que visitaste los bares gay de aqui el agels y el monicas no mames pinche pendejo puto, y que tu celuar sonaba como si fueras muy importante y que tu nextel, me cae si tienes nextel la neta, y todo por presumir que volaste en volaris asi que facil pinche mugroso buscando lo mas barato no te deberias de haber dejado subir a ti ni a ninguno de tu amigos que son tas putos como tu,
Soy embajadora de servicio abordo en Volaris, y que paso con el servicio?????, te gustó????, solo pudiste criticar la parte del descenso por parte de nuestro compañero pilot!!!!!!!!! Y nosostros que vamos atrás atendiendolos, que les parece????, ahhhhhh ni nos pelan ahhh que dolorr!!!!!
jajaja que bueno que fuiste de los primeros clientes de VOLARIS
Estaba buscando un boleto de avión a Guadalajara y me topé con tu blog, en realidad sólo he entrado a dos o tres, pero me gustó tu relato, no conozco Guadalajara y en febrero nos juntaremos algunos amigos de un club literario virtual, ahora sé qué lugares evitar 😆
Saludos desde la capital del sarape 🙂
hola! yo también buscaba un boleto de gdl a cuernavaca y me econtre tu historia. que amable eres! 🙂 mucha suerte!
hola andaba buscando tarifas y me encontre con tu relato, bastante explicito. sabes?? tengo la duda si volar en volaris, es mas ahora mismo recibi un video donde se mofan de esas aerolineas.
Bueno defino no subirme a un avion que anda como taxi por el pais con pocos cuidados. de la fecha de inauguracion a ahora, ya deben estar en malas condiciones.
Suerte!
Excelente servicio de volaris, no me kejo, felicidades, por cierto tienen una piloto hermosa,yo viaje de gdl.a tijuana, tijuana -gdl.ahi conoci a la piloto me enamore wau.y las chicas ke atienden muy bonitas tbien.
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