Sangriento fin de semana
El título no es sino un paupérrimo intento amarillista de llamar la atención. No creas que fue realmente sangriento pero algo hubo de eso.
El viernes por la tarde y noche no hubo mayor emoción excepto el saber que el fin de semana empezaba y que finalmente podría dormir bien pues durante la semana por una u otra razón dormí tan sólo unas seis horas diarias. Un amigo nos llamó para preguntarnos si saldríamos «de antro» pero le dijimos que no teníamos muchas ganas, que probablemente lo haríamos pero que le avisábamos. A eso de las once de la noche me dio sueño y me quedé dormido. Desperté alrededor de las dos de la mañana pero ya no tenía ningún caso salir a esa hora, así que me volví a dormir, esperando levantarme tarde al siguiente día. Un par de horas después, a las cuatro de la mañana, recibí una llamada telefónica en casa. Como el teléfono inalámbrico se había descargado, estaba puesto en su base en la sala por lo que tuve que salir a tientas del cuarto, con el corazón latiéndome a mil porque una llamada por la madrugada casi siempre es señal de malas noticias (tan fatalista yo). En el camino de correr a contestar me golpeé el dedo gordo del pie contra la pared y me lastimé la uña. Ése fue el primer indicio de lo sangriento que sería el fin de semana. Afortunadamente no fue nada grave lo de la llamada, tan sólo un amigo que nos pedía «asilo político» por esa noche. Llegó en algunos minutos (estaba cerca de la casa), le abrí y me volví a dormir hasta el otro día.
El sábado por la mañana fuimos a «desayunar» (sí, pues aún estábamos en ayunas pero las comillas son porque eso fue casi a la una de la tarde) con dicho amigo y después regresamos a la casa, pues Ariel debía terminar de preparar una gelatina para llevar a casa de sus papás, pues era el cumpleaños de su hermano Paco. Por cierto, ese mismo día fue el cumpleaños de mi hermano Donald (¡felicidades! sé que leerás esto :P) y es una extraña coincidencia pues ambos nacieron no sólo el mismo día y el mismo mes, ¡sino también el mismo año!. ¿Cuáles son las probabilidades de que eso suceda? Si tomamos en cuenta que Ariel y yo somos también del mismo mes y del mismo año (aunque no del mismo día) resulta un tanto scary el asunto.
Mientras Ariel terminaba de preparar la gelatina, saqué de su jaula un rato a Mavra y a Blanquita (sí, ya se le quedó ese nombre :P) pero esta última me rasguñó en la mano izquierda y tuve que lavarme bien pues sangré un poco (segundo augurio sangriento). Un poco más tarde nos fuimos a celebrar el cumpleaños de Paco y ahí comimos tacos y también pastel y la (deliciosísima :P) gelatina que preparó Ariel. Más tarde regresamos a casa, pues esperábamos la llamada de Ángel y Adrián (sí, los amigos a quienes vimos en la Ciudad de México la semana pasada). Llamaron y después llegaron. Estuvimos platicando gran parte de la noche. Llevaron cervezas y coolers y eso estuvieron tomando. Yo tomé… ¡vodka! (duh! :P) pero al tratar de abrir un bote de cacahuates me corté el dedo anular de la mano derecha con el papel de la tapa (¡sí, con papel! ¡y duele mucho!) y tuve un sangrado considerable. Ariel me puso no sé qué cosa y me dijo que tuviera el dedo levantado y que no hiciera esfuerzo con ese dedo. Fue la tercera vez que sangré y la que más dolío. Un poco más tarde iba a abrir un bote de jugo de arándano y olvidé que no podía usar la mano derecha. Al girar la tapa con fuerza volví a sangrar :(. Por fortuna, gracias a que el vodka me apendejó el sistema nervioso no me dolió ya, pero sí me molestaba la sangre. A volverme a lavar y –ahora sí– a ya no hacer esfuerzo.
A eso de la una de la mañana se les antojó ir al antro, así que ahí fuimos. El ambiente no estuvo muy bueno (¿en Cuernavaca? ¡nooooo!) por lo que alrededor de las cuatro decidimos regresar a casa. En cuanto llegamos me brincó a la mente un pequeño detalle: ¡había olvidado las llaves de la casa! ¡Diablos, demonios y recontrademonios!. Ariel no llevaba las suyas pues se confió en que yo llevaba las mías (sí, me preguntó y le dije que sí las llevaba pero las olvidé). Ni modo, a buscar una manera alternativa de entrar a la casa (un cerrajero no era opción a esa hora). Nuestros amigos estaban observando y temerosos de que tendríamos que dormir en la calle, probablemente.
El intrépido Imoq ideó una solución: se brincaría la -considerablemente alta- barda de la casa para abrir el portón al jardín. Ahí, buscaría la llave de repuesto que está en un lugar (¡muy bien escondida! ladrones: ni intenten buscarla) y ya entraríamos. A pesar de la considerable cantidad de vodka que había tomado, guardé el equilibrio muy bien. Me subí tanto como pude y Ariel y Ángel me empujaron un poco los pies para lograr llegar hasta arriba. (Bendito gym: a ti te debo que pueda soportar mi peso con los brazos y poder subir; hace un par de años ni de chiste lo habría logrado.) En mi intrépido ascenso no conté con un pequeño detalle: en la barda había un clavo salido el cual me rasgó el pantalón y me lo rompió un poco arriba de la rodilla. También alcanzó a medio rasgar mi playera… ¡nueva!, ¡era la primera vez que me la ponía! aunque supongo que no se notará (mucho… grrr :-x). Al pantalón sí lo lloraré, pues era también seminuevo y aunque no es mi favorito pensé que duraría más. ¡Ya sé! Lo romperé y así estará «a la moda». O tal vez le ponga parches (como a mi pantalón favorito) y así disimule la rasgada. Pero no me desvío: al momento de subir la barda, o de bajar del otro lado, me raspé un poco arriba del codo derecho y también tengo un rasguño sobre mi antebrazo izquierdo. ¡Ah! Claro está, la herida de mi dedo anular de la mano derecha se volvió a abrir y la maldita sangre brotó a chorros… ¡pero lo logré! Pude saltar, abrir y entraron a dormir a la casa. (Nota para los ladrones: si alguien quiere intentarlo no saldrá vivo, pues caerá directamente a las fauces de tres feroces y geneneralmente hambrientas perras. Yo, por mi parte, caí junto a ellas y nada más me movieron la cola muy contentas de que había llegado a casa).
El domingo por la mañana, ya que se me había pasado el efecto anestésico del vodka, empecé a sentir el dolor por tantos raspones y cortadas del fin de semana. Ni modo, a aguantarse. Fuimos a «desayunar» con Ángel y Adrián a un restaurante que, a pesar de que vivimos en Cuerna, no conocíamos y ellos como buenos chilangos sí: «La casa del Waffle» (o algo así, les debo la referencia) que está sobre Av. Río Mayo, justo en la placita que está pasando las vías del tren y al cual le pongo un diez. Mejor habría sido que no lo hubiéramos conocido porque ahora iremos frecuentemente, me parece. Después del opíparo desayuno fuimos a Galerías Cuernavaca al cine y ya a eso de las ocho de la noche regresamos a la casa, después de despedir a Ángel y Adrián quienes debieron volver a chilangolandia.
Apenas y tuvimos tiempo de descansar, pues a las nueve de la noche empezó el maratón de la cuarta temporada de 24 en Fox y por el cual nos dormimos hasta pasadas las tres de la mañana, pero sobre esto ya relataré cuando termine de ver esta temporada (gracias al juguetito nuevo dejamos grabando en DVD todos los capítulos que no hemos visto).
Hoy por la mañana me encontré con un perturbador post en el blog de una persona muy querida sobre lo cual tendré que averiguar un poco más. ¿Las «heridas sangrientas»? Ya no me duelen tanto pero aún molestan un poco, sobre todo la del dedo y el raspón del codo.
Valla que si te fue muy mal, pero es que cuando la traes de malas, te pasa de todo.
Con respecto a las coincidencias si es de miedo que ellos sean de la misma fecha de nacimiento. Yo por ejemplo tengo un amigo desde la primaria que es mayor que yo UN DIA. Y mi cuñada (Laurita hermana de OC) es mayor que yo UN MES, ella es del 23 de Oct y yo del 23 de Nov
Freaky!! :S:S:S
Mucho cuidado, mi estimado Imoq. ¡No seas sangrón! Vaya las aventuras que te avientas.
En cuanto a lo de las coincidencias, en realidad la probabilidad no es pequeña. La verdad estoy cansado ahorita como para ponerme a sacar cuentas, pero lo haré en cuanto tenga tiempo. Era uno de los ejercicios que ponía en la clase de Estructura de Datos. 🙂
Saludos y ¡se acerca el día!
changos! Si que fue sangriento el dia eh?
Y si, es horrible cortarse con una hoja… Asi que hay que tener cuidado Mr. Imoq!ª
Saludos!! Entrare ahora si mas seguido por aca ya que mi compu grande esta mejor 😀
Saludos!
Lalo.
En la casa, en la oficina y en cualquier parte, tenga usted Vitacilina, !ah, qué buena medicina»… pero qué digo yo, si siempre me ando partiendo la madre =D.
Luke:
Sipe, todavía me duele mi dedito *snif* 🙁
Gil:
Sí, ¿verdad? De que me pasa algo, ¡me pasa! jejeje.
Entiendo que no es muy difícil que dos personas conocidas cumplan años el mismo día/mes/año, lo que se me hace extraño es que los hermanos de una pareja lo hagan. Eso sí debe ser un poco menos común, ¿no?
¡Ya nos veremos la próxima semana! 😀
Lalo Jordan:
Sí, de hecho la cortada del papel es la que más me duele hasta ahorita *snif* 🙁
Qué bueno que tu compu ya esté mejor, ¡a cuidarla ahora! ¿eh? 😛
Paco:
Jajajajaja yo generalmente no me lastimo pero este fin sí me fue como en feria 🙁 😡
Saludos pa’ ti 🙂
Espero q ya estés mejor… y de verdad q los augurios fueron muchos… en fin, ojalá te repongas.
Sería la onda q acá vendieran esa cosita como barniz de uñas q hay en estados unidos, es como pegamento para heridas y es la onda!
Mientras llega, procuremos no cortarnos 😛
Besitos y galletas (y un curita)
Hely
Hely:
¡Eso sería la neta del planeta! No había escuchado de eso… en fin, mejor tengo cuidado mientras tanto. Por lo general no me corto 😛
Si que me sorprendiste :lol:, lo bueno es que no te diste un ranaso que lamentar, puras heridas menores ;-).
Saludos!
DECKS:
Pues ya ves: de vez en cuando también puedo serlo 😛
(Claro que si me hubiera dado un ranazo entonces no lo estaría contando tan contento :P)