¡La perdimos! (historia de EL vaso)

Lo que perdimos fue la cordura de mi amiga Smellinda Linda y es que en pocas semanas «vio la luz» y ahora es la representante máxima de una nueva religión: la de los adoradores de EL vaso. Pero voy por partes y cuento la historia, apoyado en sus propias narraciones.

Todo empezó hace poco más de un mes, en un viaje que debió hacer a Guadalajara. Al parecer durante dicho viaje en algún momento se le apareció algún emisario celestial muy persuasivo pues le dijo que DEBÍA regresar a su culichilandia y predicar el evangelio ¡de EL vaso!. Y para muestra, por supuesto, le dio un santo grial moderno: un vaso (EL vaso) de Starbucks (en el que previamente se había servido un frappuccino vanilla cream) el cual debía conservar, cuidar y proteger a toda costa (¡aún contra azafatas malignas!) para llevarlo, ponerle un altar (lleno de ofrendas por milagros concedidos) y predicar el evangelio. Ella misma relata esta primera aventura.

Cuando recién llegó a su oficina aparentemente no le había prestado tanta importancia al asunto de EL vaso, pues todo parecía ir normal. Hizo lo propio, puso EL vaso -que tanto protegió durante el vuelo de regreso- en algún lugar de su oficina junto a «objetos preciosos» y publicó algunas fotos. Nada parecía indicar que en poco tiempo sería poseída por el grandioso poder de EL vaso.

Algunos días después (tras, seguramente, otra revelación celestial de la cual nunca escribió) presentó al mundo las primeras imágenes del altar a EL vaso. Éste se había convertido en una especie de arca (como la de la alianza. Siendo EL vaso un grial, ya nada suena extraño) en la cual se depositaban las ofrendas (¡en efectivo, ni más ni menos!) para poder patrocinar la palabra. Ahí mismo hizo del conocimiento que EL vaso era milagroso ¡y que concede deseos!. Pueden leer sobre estas maravillas (y ver las primeras fotografías) cuando publicó todo al respecto.

Ni tarda ni perezosa ocurrió el primer milagro comprobado (y documentado): EL vaso abrió las puertas de su oficina por él mismo (tienen que leerlo para conocer los detalles) y por supuesto que ya a partir de ahí nadie dudaba de su nivel de «milagrosidad».

Después del primer milagro ya no es difícil que lleguen los subsecuentes, y sucedió. EL vaso hizo tratos con EL TODOPODEROSO Google y decidieron repartirse las utilidades (creo yo), pues éste le concedió que cualquier persona que buscara «fotos del caliz sagrado» y le diera «voy a tener suerte» en google.com.mx entrara. Sus amigas Talina y Anilau quedaron perplejas y todos comprobamos que sí, es verdad. He aquí la prueba.

Por supuesto que los milagros (y las subsecuentes ofrendas) continuaron creciendo con el paso de los días. La voz se corrió y hay rumores de que en varios blogs se publicó información sobre los milagros de EL vaso. Vean cómo iba el altar en ese momento, aunque no es nada comparado con cómo está ahora mismo.

Y bien, pues el día de ayer algunos voluntarios (llámese: creyentes adeptos) le ayudaron a Smellinda Linda a arreglar el tambor con el que se hacen los rituales de adoración a EL vaso para que tuvieran una presentación digna, con resultados favorables (¿de qué otra manera podrían ser?).

Al día de hoy, éste es el estado que guarda el altar, así como también se proporciona ahí un archivo de audio con el ritual para EL vaso.

Lo crean o no, los milagros sí existen. Hoy dudaba de su capacidad pero mentalmente lo reté a que me demostrara su poderío. ¿Resultado? Alguien, de manera totalmente inesperada, vino a mí y me dio un dinero que no pensé que tendría a corto plazo. ¿Incrédulos? ¡Pide tu milagro a EL omnipotente, omnipresente y omniconsciente vaso!. Por lo pronto, supongo que tendré que guardar el diezmo o algo así, para cuando vaya a culichilandia.

No es sólo la cordura de Smellinda Linda la que se perdió; creo que la mía también se quedó en el camino ;).