Se regalan dos boletos de avión a Paris, viaje redondo.

No, no es broma. ¿Tiene truco? ¡Claro que tiene truco! Pero por eso debes continuar leyendo. Si no te llamas «ALEJANDRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ» O «ARIEL OSWALDO GALINDO ALBARRÁN» entonces probablemente no te interese el resto de lo que escriba. Si no tienes una visa gringa (y no planeas obtenerla a corto plazo) entonces tampoco te interesará. ¿Cumples con los requisitos anteriores? Los boletos son tuyos, te los regalo cuando gustes pasar por ellos :).

He aquí una breve reseña de la larga historia que hay detrás de todo esto. La pongo breve porque sucedió el año pasado y se lo conté a varios de mis amigos. Recordar no me causa nada de gracia, pero al menos ya está todo superado.

El año pasado, Ariel y yo hicimos planes para ir a varias ciudades de Europa, llegando a París y de ahí continuando hacia algunas otras en donde viven varios amigos (algunos que ya conocemos en la vida real, otros sólo por Internet). Pues bien, con el rush de los planes y la emoción que sentíamos, encontré una oferta en Despegar.Com que me pareció irresistible: boletos redondos por Delta Airlines a $700 dólares mas impuestos, cada uno. Tomando en cuenta que dada la temporada no podía encontrar boletos más baratos de $950 dólares no la pensamos mucho (¡craso error!) y aceptamos comprar los boletos a pesar de las condiciones de los mismos: No reembolsables, no transferibles y algunas otras más.

Había un pequeño detalle que lo obviamos en su momento y que fue el que provocó la catástrofe: el vuelo hacía una escala en los Estados Unidos de ida y otra más de regreso; específicamente en Atlanta y New York City. Pues bien, como todos saben (y si no, deberían saberlo a estas alturas), a partir del 2 de agosto de 2003, Estados Unidos suspendió el programa «Travel Without A Visa» el cual permitía que pasajeros en tránsito pisaran suelo gringo sin contar con una visa, pero sin salir del aeropuerto. Te pasaban a una sala de espera especial y de ahí te escoltaban hasta que abordabas tu conexión. Después de lo sucedido el 11 de septiembre en Estados Unidos evidentemente les entró la paranoia, y emitieron el comunicado.

Pues bien, pensamos que el proceso para obtener la visa iba a ser rápido y sin complicaciones. Nos equivocamos otra vez. En primer lugar, la cita en la embajada nos la dieron casi un mes después de que llamamos. Tomando en cuenta que habíamos comprado los boletos con dos meses de anticipación, teníamos aún la esperanza de que todo saliera bien. Cuando llegó el día de la cita en la embajada, llevamos los documentos que nos habían solicitado, pero no sirvió para nada: a mí no me pidieron ningún documento y me dieron la visa como si nada, de verdad, sin mostrar un sólo comprobante. A Ariel le pidieron hasta su acta de defunción y finalmente le negaron la visa sin dar mayores explicaciones. Así son esos gringos y de esa manera se las gastan, pero finalmente es su país y pueden hacer lo que les pegue la gana, así que no quedó otra más que aguantarse. Mi visa no llegó sino cinco semanas después, ya que se había pasado la fecha del viaje (que de todas maneras no emprendería solo) así que todo el asunto se arruinó.

Dado que a Ariel no le interesa volver a solicitar su visa gringa (aunque aparentemente todo sea un asunto propio del azar), decidimos comprar boletos directos para continuar con el interrumpido viaje del año pasado, así que los boletos originales ahí los tenemos, ya pagados y listos para ser usados para quien quiera (o pueda, muahahahaha) usarlos.

So, ya conoces la historia. Si tú o alguien más desea podría tener un viaje gratis a Europa, partiendo de la Ciudad de México. Cool, uh?

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